Zitácuaro - Tenencia

Ayuntamiento de Zitácuaro, Michoacán, Administración 2021 - 2024.

 

160015
2
Marzo
2016

Coatepec de Morelos

  • Parte 3

 

Coatepec de Morelos

 

Pinturas Rupestres de Camémbaro

Estas pinturas se localizan en el paraje denominado La Guacamaya, al sur de la localidad de Camémbaro, en un área embarrancada por la corriente fluvial de Piedra Atrancada, en una latitud norte de 19º 25´ y una longitud de 100º 24´. Lugar ubicado a su vez a 8 kilómetros aproximadamente al suroeste de la ciudad de Zitácuaro,

El Dr. Genaro Correa realizó la siguiente descripción de ellas: "Las pinturas se enmarcan en un especio rocoso de tres por ocho metros de alto. En ellas aparecen de 30 a 50 figuras que corresponden a dos clases de pintura rupestre monocromáticas: unas rojas que comprenden figuras zoomorfas y antropomorfas, semejantes tanto en color y forma a las que existen en Patámbaro (Tuxpan, Michoacán) y otras blancas, más perfectas y detalladas".

Según el Prof. Samuel Ruiz "representan el viaje de un grupo humano que trasporta un personaje o ídolo a través de un lugar con agua o un piélago lacustre". La opinión se basa en que la parte superior del mural contiene figuras de perfil, una frente a otra, en actitud de dialogo, a los pies de estas, se aprecia una canoa o "serpiente" navegando en el agua y en el centro, arriba de la posible nave, un individuo. Esta embarcación o agente transportador está rodeada de puntos blancos que semejan burbujas o espuma originada por el deslizamiento de un cuerpo sobre el agua. Más abajo se localiza una casa, donde se distinguen tres personajes; a la izquierda, en la parte superior se ve una figura que parece ser una embarcación ya que por sus costados aparecen remos. En la parte superior de esta figura aparece un ídolo y en la inferior, un círculo que se puede asociar con la imagen de la luna, del sol, o de un astro.

Ruiz señala que si no se trata de la transportación de un ídolo puede ser la de un personaje o jefe principal El pueblo que realizó tal peregrinación fue obligado a efectuarla, debido a una guerra (escudo guerrero bajo una casa) que lo obligo a migrar y atravesar un lugar cubierto por el agua, hecho que le llevó varias lunas o soles y que se relata por las figuras que se encuentran en actitud de dialogo. Es de notar que algunas de esas figuras llevan a un tocado o penacho mientras que otras, carecen de él.

Este patrimonio cultural, por desgracia, se encuentra en permanente deterioro, más que por la acción propia de los elementos naturales, por la mano depredadora del ser humano. Por carecer de protección las pinturas han sido sometidas a una permanente destrucción por individuos que, sin ninguna conciencia, las pintarrajean o raspan, provocándoles daños irreparables, ojala y las diferentes asociaciones culturales rescaten del abandono y pérdida este legado histórico, sino queremos que el día de mañana nos lamentemos de su desaparición total.

La Presa de El Bosque

Su construcción se realizó, entre los años de 1948 y 1953, por la empresa constructora Jorge Larrea. En la obra se llegaron a emplear de 2 a 3 mil trabajadores entre peones, carpinteros, albañiles, choferes, operadores, mecánicos, etc. Muchos de los trabajadores calificados venían de lugares mineros que habían dejado de funcionar o dejado atrás tiempos mejores como Angangueo, Tlalpujahua y Pachuca, se sabe que los salarios que se pagaban eran considerablemente superiores a los que se encontraban vigentes en la región..

Concluidos los trabajos, la presa empezó a llenarse a partir de 1954. Los ejidos que se vieron afectados en su superficie fueron los l de La Encarnación, Coatepec y La Palma, cuyas fértiles tierras dejaron de cultivarse, disminuyendo con ello considerablemente las cosecha de productos como trigo, maíz, frijol, cebolla, guayaba; circunstancia que repercutió de manera negativa en la economía zitacuarense. Para los años de 1956 y 1957, la presa ya se encontraba funcionando, pero con fugas en su parte sur, para solucionar el problema se contrató a una empresa francesa, quien con un equipo de aproximadamente 20 técnicos, ejecutó los trabajos, durante los años de 1959 a 1962, consistentes en inyectar cemento al interior de los cerros que servían de cortina. Paralelamente, de su uso principal como generadora de energía eléctrica se pasó a el de proveedora de agua para el Sistema Cutzamala, y al de ser un importante centro de diversión y pesca comercial y deportiva.

Otros atractivos turísticos son: 1.- Las pinturas murales del Rancho "Los Arcos" (antigua Hacienda La Carolina) donde también se puede contemplar un antiguo acueducto y la chimenea del "chacuaco" con el que ahí se fabricaba azúcar. 2.- El Jardín cuyo kiosco de madera data de 1903 y en él que se encuentra un monumento a don José María Morelos, localizándose en su pedestal una placa conmemorativa a la memoria de éste héroe michoacano. 3.- El antiguo molino de trigo del siglo XIX "San Francisco Coatepec" ubicado en la "Cuesta" en las cercanías del puente sobre el río San Isidro, por donde pasa la carretera que une esta Tenencia con la ciudad de Zitácuaro, data de 1892 4- Comunidad de El Llano. En esta comunidad situada en la Sierra de Zacapendo, al sur de la Tenencia, existen vestigios arqueológicos que no han sido debidamente estudiados, ni resguardados por las autoridades correspondientes, siendo objeto de saqueos por parte de los vecinos y traficantes de este tipo de vestigios históricos. 5.- Debido al buen clima imperante en la zona, su vegetación y la cercanía con la presa, existen numeroso hoteles entre los que destaca el Hotel San Cayetano", así como restaurantes donde se sirve "mole", o, bagre llevado de granjas piscícolas.

Educación y Salud

La Tenencia posee 5 escuelas jardín de niños, 10 escuelas primarias y 2 telesecundarias.

Respecto a la salud, los habitantes, por su cercanía con la cabecera municipal, acuden a las instituciones médicas que se encuentran en la ciudad, fundamentalmente al Hospital Regional y al Centro de Salud, localizado en el INFONAVIT. En el caso de la Encarnación, esta localidad cuenta con su propia clínica.

Historia

El asentamiento prehispánico más antiguo de Coatepec de Morales se encontraba en tierras de El Llano, paraje ubicado al sur de lo que ahora es la cabecera de la Tenencia. Sin saber con precisión que grupo étnico lo pobló, si hallamos vestigios propios de la actividad humana en ese lugar. En Camémbaro se localizan las pinturas rupestres que nos proporciona pruebas de que en esta región existió la presencia del hombre desde hace cientos de años.

Después de la conquista, ya en la época colonial, surgió la población de San Francisco Coatepec, cercana al rio San Isidro. En relación a su población, Coatepec, en el año de 1683, contaba entre su población con 152 individuos casados y 2 viudos. En 1765 se consignaba que este pueblo tenia iglesia de mampostería, ornamentos, un vaso sagrado, un incensario, candeleros y cruz de plata.

En el pueblo de San Francisco Coatepec, funcionaba un hospital con el soporte que le daban 180 reses y un molino. Para el año de 1765 existían las Cofradía de: "María de la Purísima Concepción", de españoles, "Visita del Santísimo Entierro de Cristo" de naturales del pueblo y la del "Santísimo Sacramento" de españoles.

Según Martínez de Lejarza, Coatepec en 1822, era un pueblo que se encontraba a 400 varas de distancia de la villa de Zitácuaro y producía maíz y trigo; sus habitantes eran labradores. Su población se componía de 223 personas, de las cuales 105 eran hombres y 118 mujeres.

En el territorio de la tenencia se desarrollaron varias e importantes haciendas: la de El Bosque, La Palma. La Encarnación. De todas, las que más destaco fue la hacienda de La Encarnación, que durante el periodo de 1703 a 1758 fue propiedad del señor Pedro Solís; producía trigo, maíz, frijol, alverjón, piloncillo, miel, becerros y borregos. En 1928 su propietario era el Sr. Francisco Rodríguez Hernández. En este mismo año la hacienda se encontraba a 8 kilómetros de la estación del ferrocarril, con la que se comunicaba a través de una carretera de 8 metros de ancho en muy buenas condiciones, su superficie, junto con la de su anexa de El Bosque, era de 3,050 hectáreas: 1,000 de riego,, 700 de temporal, 1,058 de cerril con pastizales y 300 de monte, constituido principalmente, con madera de encino.

En la hacienda, fundamentalmente, se sembraba trigo de la especie. Atlixco de alto rendimiento, tomate, jitomate, y ajo; de estos últimos cultivos se decía que con ellos se podían "hacer grandes sembradíos que rinden fabulosos resultados porque se exportan par los Estados Unidos". El casco de la hacienda contaba con energía eléctrica propia, movida por una rueda Phelton de 18 a 20 caballos de fuerza. La casa principal estaba construida con materiales de primera calidad y contaba con una huerta de árboles frutales. Sus bodegas se encontraban en buen estado y lo suficientemente amplias para almacenar grandes cantidades de trigo y maíz.

De esta hacienda se dotó de tierras a los ejidos de San Miguel Chichimequillas y Coatepec de Morelos.

Llega el Protestantismo

Alrededor del año de 1880 se generaron las primeras acciones en Coatepec por parte de la iglesia presbiteriana para hacerse de prosélitos a través de uno de sus ministros, el Sr. Hesiquio Forcada. El primer convertido de esta iglesia en San Francisco Coatepec fue el Sr. Gregorio Benítez.
El templo de Coatepec se comenzó a construir en 1885, en un terreno donado por el Sr. Gregorio Benítez, ese mismo año, el misionero José Milton Grene, en visita realizada al lugar, contribuyo con $100.00 para la construcci9n de la obra, cuya inauguración se realizo en el año de 1886.
El primer Consejo de Ancianos de la iglesia se constituyo con los señores Benjamín Medina y Gregorio Benítez.

En 1937 el templo se encontraba en buen estado; únicamente se le había cambiado el piso por duela. Los servicios religiosos eran prestados por los ministros que atendían la iglesia de la ciudad de Zitácuaro. Para ese año el Rev. Nicanor Gómez se había radicado en el lugar, con el fin de atender otras poblaciones.

También se consigna que para estos momentos "la Misión Presbiteriana ha establecido ahí escuelas diarias y bíblicas de las cuales han salido alumnos bien preparados para seguir alguna profesión, especialmente el magisterio y algunos el ministerio.

La presencia del presbiterianismo en Coatepec contribuyó, principalmente durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, al progreso moral y material de la sociedad de esa población, la educación fue el medio, ya que a través de sus escuelas contribuía a formar profesores y buenos ciudadanos.

Entre los que se contaron por su trascendental labor las Profesoras. Esperanza Olivares Escutia, Juana Leonor Reyes Abonce, Micaela Olivares y Trinidad y Hermila Miranda Benítez y los profesores Francisco Escutia, Pedro Olivares, Gregorio Benítez, y Noé Miranda, entre otros.

La Fiesta Cívica: Una Importante Tradición

La fiesta de Coatepec, que se verifica el 30 de septiembre con motivo del natalicio de Don José María Morelos y Pavón, se convirtió en poco tiempo en un evento que rápidamente adquirió trascendencia en la región, desde la década de los veinte del siglo pasado,

Además de los eventos que conforman este tipo de festejos como son el desfile, el acto cívico central, los encuentros deportivos, los jaripeos y los bailes, su principal atractivo es de tipo gastronómico; El mole, los tamales de ceniza y los "rosquetes" son ampliamente solicitados por los visitantes; estos últimos son elaborados por los habitantes de Coatepec con harina de trigo, huevo, piloncillo y pulque o levadura y se adornan con "pucha" una substancia blanca hecha de clara de huevo y azúcar hervidas y otra sustancia roja elaborada a base de jugo de limón y la flor de una planta de la especie de los rosales llamada Jericó, aunque desgraciadamente en la actualidad ellas han sido sustituidas por colorantes artificiales.

Otro de los alimentos muy requeridos son los tamales de espiga, que hacen con el grano de la espiga del maíz, él que seca y dora para después molerlo en metate, molino o licuadora; posteriormente se revuelve con harina de trigo, se le pone piloncillo derretido y pulque o levadura, por último se envuelve en hoja seca de maíz.